Como hace mucho que no comparto la receta de un postre, me he animado con esta tarta tan espectacular. Una tarta que se sale del clásico bizcocho relleno o la tarta fría con gelatina, y estoy encantada con el resultado porque no estaba segura de sí sería un “otra vez será” .
Esta vistosísima tarta de merengue horneado que, según dicen, la primera se hizo en honor a la bailarina rusa Anna Pavlova, tanto puede llevar una única capa que se corona con nata semimontada y frutas variadas como varios pisos con un relleno, como esta que he hecho hoy -aparte de con fresas y gajos de mandarinas, la he adornado con cerezas, aprovechando que están en plena temporada y ¡que me encantan!-. En mi opinión si la adornas este tipo de tartas con frutas rojas quedan mucho más lucidas, pero por supuesto cada uno…, según sus preferencias.
Ya sé que peco de poco original, que en la red hay miles de recetas de tartas Pávlova y que “ vista una, vistas todas”, pero haciendo limpieza encontré una carpeta con un batiburrillo de recortes que he ido guardando durante años y de ahí he rescatado esta receta; una sorprendente tarta ligera y suave, crujiente por fuera y esponjosa por dentro, que unido al contraste de la fruta y a la cremosidad de la nata, cada bocado es…¡un espectáculo!. Receta, por cierto, muy parecida a la de Nigella Lawson.
¡Te recomiendo este postre para una ocasión especial, porque vas a quedar fenomenal. Y si no disfrútala con los tuyos, únicamente por darte un gustazo!.
Necesitas:
- 6 claras a temperatura ambiente
- 330 g de azúcar en polvo
- Una pizca de sal
- 15 ml (3 cucharaditas) de vinagre de manzana o vino blanco
- 30 g (6 cucharaditas) de maicena
- 1 cucharada de extracto de vainilla
- ½ limón
- 400 g de nata (35% materia grasa)
- 100 g de azúcar (25 g por cada 100 de nata)
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- Frutas frescas; fresas, cerezas y mandarinas
Como se hace:
Antes de nada coloca dos papeles de hornear en sendas fuentes de horno y dibuja dos círculos entre 20 y 25 centímetros. Ayúdate de un plato o fuente de presentación que vayas a utilizar.
Cuando ya tengas todos los ingredientes pesados y medidos enciende el horno a 180º.
Frota un bol amplio con el medio limón y pon dentro las claras con la sal. Bátelas hasta montar a punto de nieve —te será mucho más fácil si utilizas una máquina— Cuando estén blancas y esponjosas añade el azúcar, poco a poco, para que no se bajen. Bate a velocidad media.
En el momento en el que estén totalmente montadas, añade el vinagre (no da sabor), la vainilla y la maicena. Hazlo a mano con movimientos envolventes o a velocidad muy baja. Te tiene que quedar un merengue duro y brillante.
Ve cubriendo los círculos dibujados en el papel, —acuérdate de hacerlos un poco más pequeños para que no se salga la tarta por fuera de la fuente donde la vayas a presentar—.
Haz más plano el disco que va a ir debajo, utiliza una espátula para extenderlo, y al disco de encima dale más altura, utiliza una cuchara y deja el merengue como caiga, para que tenga un aspecto un poco rústico.
LLeva las bandejas al horno y cuece durante 1 minuto a 180º y después baja a 150º durante 1 hora. Cogerá un color ligeramente tostado. —Si utilizas aire cuece a 120º—
Transcurrido este tiempo, apaga el horno y deja los merengues dentro hasta que se enfríen, lo ideal sería hasta el día siguiente.
Relleno:
Monta la nata en un cuenco muy frío. Cuando empieza a espesar añade el azúcar en tandas y también el extracto de vainilla. No hace falta que la montes del todo.
Lava las fresas, escoge las más bonitas para adornar y el resto trocéalas. Mézclalas con la mitad de la nata.
Para el montaje de la tarta pon el disco más plano en la fuente de presentación, dispón encima la mezcla de fresa y nata. Tapa con el otro disco de merengue —manéjalo con cuidado para que no se rompa—. Cubre con el resto de la nata reservada y adórnala con la frutas que hayas elegido.
Sugerencias:
Si utilizas azúcar avainillado en vez del extracto de vainilla el merengue quedará mas blanco.
Espera al último momento para montar la tarta, así evitarás que la nata humedezca el merengue.— Esta no es una tarta que puedas preparar con mucha anticipación—.
Te puede parecer que con tanto azúcar te vas a encontrar con un dulce super empalagoso, pero curiosamente no es así, es muy suave y ligero. ¡Será por eso que se lo dedicaron a la bailarina clásica rusa!
Es muy importante que sigas la receta al pie de la letra y que montes bien las claras, de lo contrario todo tu trabajo se puede ir al traste.
Si montas la nata con azúcar glas (comercializado) al llevar almidón de maíz ayudará a estabilizarla, con lo que te quedará más firme.
Puede que se escarche o rompa algún disco de merengue una vez horneado, es igual, colócalo con cuidado y continua con el montaje.
La tarta Pávlova es perfecta para aprovechar claras que te hayan sobrado de una preparación anterior. —Las claras también se pueden congelar y con muy buenos resultados. Hazlo de dos en dos o de tres en tres en bolsitas, para que no ocupen demasiado y déjalas descongelar del todo antes de utilizarlas—.
Estupenda, muy buena presentación.
Me gustaMe gusta
Me encanta que te guste, pero ¡anímate a hacerla!. Ya me contarás.
Me gustaMe gusta