NECESITAS:
  • 250 g. de salmón fresco
  • 1 puerro pequeño -50 g
  • 1 chalota
  • 100 g. de calabacín
  • ¼ pimiento rojo -30 g
  • 3 huevos
  • 150 ml de leche
  • 100 ml de nata
  • 75 g de queso rallado (opcional)
  • 3 o 4 cucharadas de aceite de oliva
  • Sal, pimienta, nuez moscada y eneldo
  • 1 lámina de masa quebrada o filo, si es comprada

 Para la masa quebrada si prefieres hacerla tú:

  • 250 g de harina
  • 125 g de mantequilla
  • 1 huevo
  • 30 ml de agua fría
  • Sal

 

Sé que al buscar una receta, vayas o no con prisa, lo que realmente interesa es la elaboración del plato y la lista de los ingredientes que la componen, por si son de nuestro gusto o los tenemos todos en casa. Por eso hoy me he propuesto no liarme demasiado con esta entrada. Pasar de enumerar las muchas excelencias de una quiche ¡aunque las tenga!, de enrollarme con sus peculiaridades… y su historia… Intentaré hacer un par de puntualizaciones y pasar ya a la receta —¡A ver si lo consigo!—

Este tipo de elaboración que nos llega de la cocina  francesa y se ha hecho popular en muchísimos países—¡uff, veo que ya me estoy empezando a liar!—, da muchísimo juego, admite gran variedad de rellenos, puedes añadir sin miedo lo que más te guste o lo que tengas más a mano porque se integrará a la perfección en la receta, probablemente esta sea la razón de que la quiche tenga tanta aceptación. Y tanto caliente como fría te garantiza un éxito seguro.

Originariamente esta receta se elaboraba con una crema a base de huevos batidos y nata fresca, esta mezcla se vertía sobre una base de masa y se horneaba hasta que se cuajara por completo. Con el tiempo se le han ido añadiendo otros ingredientes hasta llegar a la gran variedad de recetas que nos encontramos hoy.

¡Una sola puntualización y paso a la receta! —si no te apetece tanto rollo ve más abajo, al texto azul. Y si tienes mucha prisa, al final del post, a los pasos clave—. Si quieres una quiche diez debes contar con:

1- Una buena base de masa quebrada (o brisa) que deberás hornear “en blanco”, es decir, antes de ponerle el relleno. Con esto se consigue una base crujiente y que pueda soportar el peso del relleno sin que se rompa cuando la sirvas. Aunque yo creo que es preferible utilizar masas caseras — ya sabes que en general «todo lo hecho en casa sabe mejor y es de más confianza»—, puedes recurrir a las masas preparadas,en versión refrigerada o congelada, el resultado no es lo mismo, pero que tire la primera piedra quien no lo haya hecho alguna vez.

2- Un relleno a base de huevos y algún lácteo (leche, nata, yogur, crema fresca, leche evaporada, …) al que podrás añadir hortalizas, carnes, pescados o alguna verdura. Para conseguir un resultado cremoso deberá existir un cierto equilibrio entre las proporciones de líquidos y sólidos. Una buena proporción sería; por cada 200 ml de lácteo 3 huevos, y los otros ingredientes no deberían superar la mitad de la mezcla de los líquidos.

Aunque ya he compartido otras recetas de quiches (las puedes ve aquí)    ¡Esta es mi favorita!   Y ya voy al lío.

COMO SE HACE:

La masa quebrada

– Este paso, como es lógico, sáltatelo si utilizas una masa comprada. De no ser así, coloca en un bol amplio la harina con la sal y la mantequilla muy fría cortada en cuadraditos. Con los dedos ve uniendo los ingredientes hasta formar unas migas gordas. Incorpora el huevo y el agua, integra estos últimos elementos manipulando la masa lo menos posible para no calentarla demasiado. Haz una bola y estírala con el rodillo sobre una superficie enharinada.

– Engrasa un molde para quiche, o ponle papel sulfurizado si luego la vas a desmoldar, coloca encima la masa quebrada estirada cubriendo fondo y laterales. Presiona bien las paredes para que se ajuste a la forma del molde y no se deforme con la cocción. Recorta los bordes con un cuchillo afilado, si quieres puedes hacer algún adorno con la masa sobrante, pero sin que sobresalga demasiado porque lo más probable es que se rompa durante la cocción. Pincha con un tenedor toda la base y deja el molde en el congelador una media hora. Deberá estar muy fría cuando la metas en el horno. (Aquí puedes ver la receta de masa quebrada con más detalle).

– Mientras se enfría la base corta el salmón en trozos no demasiado pequeños, añádele sal y eneldo. Reserva.

– Lava los puerros y córtalos en rodajas finas. Pica mucho la chalota y el pimiento, pela el calabacín y rállalo o córtalo también en trocitos pequeños.

– En tres o cuatro cucharadas de aceite saltea primero la chalota y el pimiento, que son más duros. Después de unos cinco minutos de cocinado incorpora el puerro, revuelve con frecuencia para que no se queme, y al ratito el calabacín. Añade sal, pimienta y deja que se cocinen las hortalizas hasta que estén blandidas. 

– Enciende el horno, espera a que alcance la temperatura de 200º C.

– Saca el molde con la masa del congelador. Antes de meterlo en el horno deberás cubrir con papel  la base y esparcir encima unos garbanzos o habas secas para que hagan peso y evitar que se deforme con la cocción (el papel es para retirar las legumbres después con facilidad). Hornea durante 12/15 minutos, a 160º/180ºC si utilizas aire y 180º/200ºC sin aire, en la parte del horno de la mitad hacia abajo. Transcurrido este tiempo retira el papel con las legumbres y deja que la base se enfríe —no tiene que quedar demasiado dorada—

– En un cuenco amplio bate los huevos con la leche, la nata, la nuez moscada, la sal y el queso rallado, si es que has decidido utilizarlo. Coloca sobre la base de la tarta, una vez fría, una primera capa con el sofrito, también frío. Cúbrelo con los trozos de salmón y vierte por encima la mezcla de los huevos.

– Vuelve a meter el molde en el horno, esta vez a 150ºC unos 45 minutos. Un poco antes de que acabe el tiempo comprueba con un pincho o tenedor si la quiche está cuajada. Lo del tiempo es un poco orientativo, depende de cada horno. 

– Si no tienes demasiada prisa conseguirás una quiche mucho más cremosa.

Acompaña esta quiche de una ensalada para tener un plato completo.

SUGERENCIAS:

Bate bien los huevos con la nata o el lácteo que utilices para conseguir que la crema sea más suave.

Escurre muy bien los ingredientes sólidos antes de añadirlos a la mezcla.

Si tu horno no cuece por igual cubre la quiche con papel de aluminio o una placa de horno colocada en la rendija inmediatamente superior.

Las quiches se pueden servir calientes, templadas e incluso hay quienes las prefieren como plato frío. Y se pueden presentar desmoldadas sobre una fuente, para lo cual el papel facilita mucho la labor o dejarla  en el mismo molde donde se ha cocinado, pero para ello deberás  utilizar uno especifico para este tipo de preparaciones.

Los pasos clave:

Para la masa quebrada

Pon en un bol la harina con la sal y mantequilla.

Con los dedos forma una migas 

e incorpora el huevo y el agua.

Mezcla hasta que se integren los ingredientes.

Estira la masa con un rodillo y cubre el
fondo y laterales de un molde para quiches 
previamente engrasado.
Deja en el congelador una media hora.


Para el relleno

Corta el salmón y ponle sal y eneldo. 
Trocea muy fino el pimiento y la chalota. Corta
en aros el puerro y ralla el calabacín.

Saltéalas la hortalizas, por este orden, en muy 
poco aceite. Salpimienta y cocina hasta que estén 
blanditas.

Saca la base del congelador. Cubre con papel de
horno y unas legumbres secas para que hagan peso
y suba de forma uniforme.
Cuece a 180º entre 12 y 15 minutos. 

En un bol bate la leche, la nata, la nuez moscada,
el queso rallado y sal, y reserva.
Pon el sofrito en la base ya fría, 

cubre con los trozos de salmón 

y vierte por encima la mezcla de huevos.

Cuece en el horno a 150º unos 45 minutos. 
Comprueba con un pincho o tenedor que esté cuajada 
antes de apagar el horno.

¡Ahora a disfrutar!

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